Un paseo por los medios de comunicación y su influencia a través del
tiempo
“Y a continuación –seguí- compara con la siguiente escena el estado en
que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra
naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de
una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la
caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y
el cuello de modo que tengan que sentarse quietos y tengan que mirar únicamente
hacia delante pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos,
la luz de un fuego que arde algo lejos, y en plano superior, y entre el fuego y
los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino supone que
ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los
titiriteros y el público, por encima de los cuales exhiben ellos sus
maravillas.
“- Ya lo veo – dijo
“- Pues bien, contempla ahora a unos hombres que transportan toda clase
de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared (…). Entre estos portadores
habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
“- ¡Qué extraña escena describes – dijo – y qué extraños prisioneros!
“- Iguales que nosotros –dije- porque, en primer lugar, ¿crees que los que están así
han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras
proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
“-¿Cómo –dijo- si durante toda su vida han sido obligados a mantener
inmóviles las cabezas?
“- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
“- ¿Qué otra cosa van a ver?
“- Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que
creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
“- Forzosamente.
“- Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente?
¿Piensas que cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que
lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
“- No, ¡por Zeus! –dijo.
“- Entonces no hay duda –dije yo- de que los tales no tendrán por real
ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.”[1][1]
Por este pequeño fragmento de los diálogos de
Platón bien podríamos realizar una respetuosa comparación y preguntarnos como
público -muchas veces “forzosos” de los medios de comunicación- ¿acaso no nos
hemos sorprendido, alguna vez –o varias, si es que pudimos advertirlo-
considerando real “ninguna otra cosa más
que las sombras de los objetos fabricados?”
Decir que los medios de comunicación influyen en
una sociedad, no sería novedoso. Si lo fuera, no habría explicación alguna para
la importancia que ellos han venido adquiriendo a lo largo del tiempo ni los
diferentes poderes quisieran tener un manejo importante de ellos. Actualmente
es habitual que grupos políticos y/o económicos anhelen poseer –y de hecho los
tienen- multimedios; es decir, tener, por lo menos, un canal de televisión y un
diario gráfico con su soporte digital pertinente, y si no pudiera ser también
una radioemisora, al menos, un programa radial en la franja horaria más
escuchada.
Lo de los medios y su señorío no es reciente. Es
de recordar el famoso programa radial que el director y actor norteamericano,
Orson Welles (1915 – 1985) condujo en 1938: “La Guerra de los Mundos”, del
escritor británico H.G. Wells. A través de su versión radial, advertía a la
población que la Tierra estaba siendo invadida por extraterrestres, y tal fue
su influencia en el público, que no fueron pocas las personas que,
absolutamente convencidas de esta situación, entraron en pánico, y muchas
terminaron en el suicidio. Lo que para varios fue una tragedia, para Orson
Welles significó firmar contrato con la productora RKO, la cual financió una de
las películas más importantes de la historia del cine: “Citizen Kane”
(‘Ciudadano Kane’). Welles tenía sólo 25 años. Y el tema de esta película no es
casual: está inspirada en la vida de William Randolph Hearst (1863-1951). ¿Y
quién era este hombre como para merecer ser objeto de una película? Pues,
casualmente, era un magnate de la prensa, editor y político norteamericano.
Pero Hearst sí sabía de qué modo influir en la gente y de qué hábil manera
sacar grandes dividendos por esto. Es considerado el precursor de la denominada
“prensa amarilla” al utilizar métodos sensacionalistas para acaparar la
atención pública. En 1927 llegó a controlar 25 periódicos en las principales
ciudades de Estados Unidos.
Son muchos los medios efectistas que en el mundo
reciben millones por despertar o azuzar cierto interés perverso entre el
público o determinada tendencia xenófoba. Un ejemplo de discriminación llama la
atención en una noticia dada por un canal televisivo argentino, el cual se
destaca por su “amarillismo”. La información la ofrece de esta manera: coloca
el fondo de pantalla de color rojo furioso, sobre éste, en letras enormes y
blancas se lee: “Reiteramos: ACCIDENTE FATAL EN FLORES: MUEREN DOS PERSONAS Y
UN BOLIVIANO”[2][2]. Al leer esto, uno no puede –no debería- dejar de preguntarse: ¿es que
acaso los bolivianos no son personas?
Y ahora, jugando con el ir y venir del péndulo
del tiempo, nos ubicaremos en el siglo XIX, en Cuba, para poder dar otro
ejemplo del poder que los medios siempre
han tenido. A finales de este siglo, más exactamente en 1897, arriba a Cuba el
francés Gabriel Veyre, representante de la firma Lumiere, por tanto, llega por
primera vez lo que más tarde conoceríamos como “el cine”. Pero para observar de
qué manera los medios de comunicación pueden influir en la opinión pública, de
la mano del cine y del periodismo nos podemos remontar a finales de este siglo
XIX para contar que “dos corresponsales
norteamericanos de la firma VITAGRAPH, BLACKTON y SMITH, filman escenas de la
toma de San Juan, en Santiago de Cuba, durante la guerra
hispano-cubano-norteamericana, que titulan ’Luchando con nuestros muchachos en
Cuba’. Otro corto filmado también por estos camarógrafos, fue realizado en
Nueva York en una mesa de trabajo con fotos tomadas de los diarios
neoyorquinos. Lo titulan ‘Combate Naval de Santiago de Cuba’. Hacen creer que
son tomas reales”[3][3]. Estas filmaciones fueron percibidas por las personas –que acababan de
descubrir el cine- como escenas obtenidas en el mismo campo de batalla debido
al tratamiento realista del montaje. Una vez más –y no sería la única a lo
largo de los años- la población aceptó como verdadero algo vendido como tal, y
que sin embargo era falso.
Nuevamente de paseo por el tiempo, esta vez
podemos remontarnos a las décadas del ’50 y del ’60, y ubicarnos en España: el
franquismo había ganado la cruenta Guerra Civil, por ende imponía sus reglas.
Entre otras cosas, Franco utilizó los medios de comunicación hasta el hartazgo
para su campaña. Y aquí van algunos ejemplos de la manera en que eran
consideradas las mujeres en aquellos años. Ejemplos que si bien hoy pudieran
mover a risa, todavía producen irritación.
Franco había creado una Sección Femenina, y
desde una distribución gráfica, la revista “Teresa”, se indicaban los
siguientes “consejos”, los cuales -ya fuera por miedo o convicción- eran
ampliamente aceptados y acatados entre las féminas españolas: “No hay que tomar el deporte como pretexto
para llevar trajes de deporte escandalosos. Podemos lucir nuestra habilidad
deportiva, pero no que estas habilidades sirvan para que hagamos exhibiciones
indecentes. Tampoco tenemos que tomar el deporte como pretexto para
independizarnos de la familia, ni para ninguna libertad, contraria a las buenas
costumbres.”[4][4] – “Gimnasia casera: Una
mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda regularidad, tiene
ocasión de hacer tanta gimnasia como no lo hará nunca, verdaderamente, si
trabajase fuera de su casa. Solamente la limpieza y el abrillantado del
pavimento constituye un ejemplo eficacísimo, y si se piensa en los movimientos
que son necesarios para quitar el polvo de los sitios altos, limpiar los
cristales, sacudir los trajes, se darán cuenta que se realizan tantos
movimientos de cultura física que, aun cuando no tienen finalidad la estética
del cuerpo, son igualmente eficacísimos, precisamente para este fin.”[5][5] – “Cuando estéis casadas,
pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellido, y
después la partícula “de” seguida del apellido de vuestro marido. Así: Carmen
García de Marín. En España se dice señora de Durán o de Peláez. Esta fórmula es
muy agradable, puesto que no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen
García, que pertenece al señor Marín, o sea, Carmen García de Marín.”[6][6] – “Las mujeres nunca descubren
nada: les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para
inteligencias varoniles, nosotras no podemos hacer nada más que interpretar,
mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho.”
Más actual, podríamos preguntarnos acerca de la
manera en que los diferentes medios han tratado distintos hechos bélicos, desde
la guerra de Vietman hasta la no muy lejana guerra de Irak. ¿Acaso quedó bien
definido, para la población en general, al considerar los medios de
comunicación de cualquier tendencia y de cualquier parte del mundo, quiénes
eran “terroristas” y quiénes “invasores”? La Historia ya no estaba dividida en
blanco y negro como en los westerns. A la luz de los acontecimientos, ¿quién atentó contra el World Trade
Center? ¿Osama Bin Laden o Saddam Hussein? Es que el primero fue sindicado como
el autor de los atentados, sin embargo es al segundo a quien ejecutaron. ¿Y
Osama? Es bueno hacer memoria para reflexionar acerca del rol que los
diferentes medios de comunicación tuvieron en estos temas.
En los tiempos que corren, informaciones
cruzadas vuelan por Internet: lo que se oculta por un lado se descubre por otro. Existe un spot publicitario del canal
norteamericano MTV del que, se dice, fue prohibida su emisión en la televisión,
por lo que el propio MTV comenzó a hacerlo circular por Internet: el gran medio
de este siglo. El spot publicitario tiene, como fondo, las Torres Gemelas
incendiándose en pleno corazón de Manhattan. Y sobre esta imagen van
apareciendo diferentes personas, cada una de ellas con una frase que la
acompaña. De este modo y para ejemplificar, en una de estas imágenes, además de
las torres ya descriptas, se lee: “texto
al lado de las torres: 2863 personas murieron. Texto al lado de un hombre: “40
millones de infectados de HIV en el mundo. El mundo unido en contra del
terrorismo, debería unirse también contra el Sida”[1][8]. Y al mismo tiempo, la MTV sabe que sus correos electrónicos surten
efecto porque, como escribió Klein: “Desde
sus inicios la MTV no sólo ha sido una máquina de vender los productos que
publicita las 24 horas del día (ya sean cremas faciales o los discos que
promociona por medio de vídeos musicales (, sino un anuncio ininterrumpido de
la propia MTV: se trata de la primera emisora televisiva que es a la vez una
marca”[1][9]. Y demás está decir que su público. Mayoritariamente, es adolescente.
Son prácticamente infinitos los modos que tienen
los medios de comunicación para influir en las diferentes sociedades. Y en toda
esta vorágine de informaciones cruzadas, de hasta “chismeríos cibernéticos”, de
sensacionalismo y de, también, información válida, ¿qué papel juegan las
marcas? Sí, las “marcas”; las “marcas” que imponen la moda. Aún en Cuba. Para
ello podemos remitirnos a la politóloga y periodista norteamericana Naomi Klein
cuando señala: “Las marcas se tornan
peligrosas (…) cuando la balanza se
inclina a favor de los patrocinantes, despojando a la cultura anfitriona de su
valor intrínseco, tratándola como poco más que un instrumento de promoción. Sin
embargo es posible desarrollar una relación más equilibrada, donde el
patrocinador y el patrocinado conserven su poder y donde se tracen y conserven
unos límites claros. Como periodista en activo, sé que los medios de
comunicación de las empresas publican artículos críticos e independientes, e
incluso contrarios a éstas, pero aparecen entre un anuncio de tabaco y otro de
coches. ¿Esos artículos quedan manchados por su impuro contexto? Sin duda. Pero
si el objetivo no es la pureza, sino el equilibrio, es posible que los medios escritos,
donde comenzaron las campañas publicitarias masivas, nos den algunas lecciones
importantes sobre cómo enfrentar el programa expansionistas de las marcas.
“Es de todos sabidos que muchos anunciantes odian los contenidos
polémicos, que cuando se les critica, aunque sea suavemente, dejan de poner
anuncios, y que viven a la búsqueda de los denominados agregados de valores,
esto es, las menciones de sus artículos en guías de compras y en folletos de
modas. Por ejemplo, S.C. Jhonson & Co., estipula que sus anuncios en
revistas femeninas “NO DEBEN COLOCARSE JUNTO A ARTÍCULOS DE TEMAS POLÉMICOS O
DE MATERIALES CONTRARIOS A LA NATURALEZA DEL PRODUCTO PUBLICITADO” (…). (9) Otro de los interesantes ejemplos que
menciona Klein acerca de la influencia que los medios de comunicación y las
marcas poseen sobre en el público, expresa: “Otro
escándalo causado por el patrocinio estalló durante las Olimpíadas de Invierno
de 1998 de Nagano, en Japón, cuando la periodista de investigación de la CBS,
Roberta Baskin comprobó que sus colegas de la sección deportes de la emisora
daban las noticias vestidos con chaquetas con el logo de Nike. Nike era el
patrocinador oficial de la cobertura del evento por la CBS, y había dotado a
los periodistas con prendas con su logo, porque según Lee Weinstein, el
portavoz de Nike, “NOS AYUDA A DAR A
CONOCER NUESTROS PRODUCTOS”. Baskin dijo “LAMENTAR MUCHÍSIMO Y SENTIRSE
AVERGONZADA” de que los periodistas de CBS parecieran estar recomendando los
productos Nike, no sólo porque ello significaba un debilitamiento adicional de
la separación entre el contenido editorial y la publicidad, sino porque dos
años antes, Baskin había revelados los abusos contra los trabajadores que se
cometían en la fábrica que Nike tenía en Vietnam. Acusó a la emisora de
impedirle seguir cubriendo la competición y de no volver a emitir su nota sobre
el tema como estaba previsto, para proteger su convenio de patrocinio con Nike.
El presidente de noticias de CBS, Andrew Heyward, negó pertinazmente haber
cedido a las presiones de la empresa patrocinante, y calificó la actitud de
Baskin de “VERDADERAMENTE RIDÍCULA”. A mitad de los juegos quitó las chaquetas
a los reporteros, pero la sección de noticias las siguió llevando”[1][10]. Cabría preguntarse qué pasa con las marcas en Cuba. Aunque no existan
los tipos de publicidades que hay en otros países, ya es claro que,
especialmente entre los jóvenes, esas “marcas” son importantes: para un
muchacho no es lo mismo tener “un par de tenis” que tener “un par de tenis
Adidas o Reebook”, por ejemplo.
De diferentes ejemplos, a favor y en contra,
sobre el ascendiente de los medios de comunicación en las personas, está llena
la historia de los mismos. Pero, ¿qué pasa con esas personas? ¿Qué sector de la
población es el más influenciable? Pues si bien todos somos influenciados de
alguna u otra forma, está claro que el sector de los adolescentes es uno de los
más influenciables. Y para no apuntar siempre a ejemplos negativos, también
debemos considerar que los medios de comunicación, cuando se lo proponen,
sirven para difundir campañas de prevención, por ejemplo, contra el VIH o las
drogas. Una de las campañas sobre la importancia de la leche materna
implementada en un país de Suramérica, tenía como uno de sus puntos fuertes los
carteles; así en diferentes sitios donde los medios de transporte tenían mayor
afluencia de pasajeros, podían verse carteles de amplia dimensiones con la
imagen de un sujetador amplio, color blanco, y debajo de él, escrita la
siguiente frase: “La mejor leche viene en
este envase”.
Texto editado para fines pedagógicos tomado de: http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/casas_lopez_mario_jesus/influencia_de_los_medios.htm
Nuestra
extraña época
William
Ospina
Borges decía que la democracia, tal como hoy la
entendemos, es “ese curioso abuso de la estadística”.
La estadística, que sin duda es un instrumento valioso para
entender ciertos fenómenos, se ha vuelto en nuestra época la piedra filosofal.
Antes todo querían convertirlo en oro, ahora todo lo convierten en cifras.
Todos los días nos llevan y nos traen con cifras que nos producen la ilusión de
que todo es medible, de que todo es contable, y a veces perdemos la visión de
la complejidad de los hechos gracias a la ilusión de que entendemos el mundo
sólo porque conocemos sus porcentajes.
Cifras llenas de importancia que, por lo demás, cambian de
día en día. Los gobernantes suben y bajan en popularidad como en una montaña
rusa al empuje de los acontecimientos, y están aprendiendo que a punta de
escándalos, de riesgos y alarmas, es posible mantener el interés y hasta la
aprobación de la comunidad.
Nadie parece preguntarse si detrás de esas cifras hay hechos
profundos y datos verdaderos, si detrás de esas alarmas cotidianas hay cambios
reales, si detrás de esos éxitos atronadores hay verdaderas transformaciones
históricas.
Roma creyó que era posible gobernar con pan y circo. El mundo
contemporáneo le está demostrando que en esa fórmula sobraba el pan. Vivimos en
la edad del espectáculo, en la edad de la satisfacción inmediata, ya quieren
que nadie se pregunte de dónde viene ni para dónde va sino sólo cuál es el
próximo movimiento, cuál es el último acontecimiento. Las modas han reemplazado
a las costumbres, las noticias a las tradiciones, los fanatismos a las
religiones, la farándula a la política.
Paul Valery decía que llamamos civilización a un proceso
cultural por el cual la humanidad tiende a ponerse de acuerdo sobre valores
cada vez más abstractos. Y es verdad que allí donde las sociedades primitivas
luchan por la tierra, por el oro, por la acumulación personal, las sociedades
organizadas luchan por la libertad, por la justicia, por la igualdad de oportunidades,
por la dignidad, por la legalidad.
En una sociedad primitiva, si la ley es un estorbo para
alcanzar un fruto concreto, se viola la ley con arrogancia y con descaro. Ello
permite logros inmediatos pero vulnera ampliamente el pacto social, deja a
algunos protagonistas más fuertes pero a la comunidad inevitablemente más
débil.
Hay una conspiración en el mundo contra la lucidez, contra la
lentitud, contra las serenas maduraciones, contra los ritmos naturales, contra
el esfuerzo, contra la responsabilidad. La inteligencia, por ejemplo, es
estorbosa a la hora de lograr la unanimidad: es mucho mejor la disciplina y la
sumisión.
Las cosas profundas maduran lentamente, pero ahora se quiere
que todo sea útil enseguida, no viajar sino llegar, no aprender sino saber, no
estudiar sino graduarse, y terminamos creyendo que vale más el resultado que el
proceso. Si las semillas tardan en retoñar, piensan que hay que intervenir los
procesos para que las semillas revienten antes, para que la planta brote más
pronto, para que la tierra extreme su trabajo y las cosechas se multipliquen.
La tradición nos enseñó que todo logro requería un esfuerzo,
esta sociedad nos soborna con la ilusión de metas sin caminos, de felicidades
sin méritos, de placeres sin contradicciones, de paraísos sin serpiente.
Quieren hacernos creer que es posible vivir en un mundo donde nuestros actos no
tengan implicaciones morales ni consecuencias prácticas, una felicidad sin
esfuerzo y sin responsabilidad, un orden de la realidad puramente lúdico donde
nada tiene graves consecuencias.
La gran seducción de las pantallas de nuestro tiempo nace tal
vez de que en ellas todo pasa y nada permanece, de que allí todo lo vemos y
nada parece comprometer nuestra responsabilidad. La función seguiría aunque no
estemos allí para verla, no estamos personalmente implicados en ella. Los
noticieros traen datos alarmantes, crímenes, guerras, accidentes, pero
enseguida nos dan el postre frívolo que facilite la digestión: aunque acaben de
morir cien mil personas por un sismo en la China el juego en el estadio sigue
invariable, por la pasarela fluye el desfile sin interferencia… nada ha pasado.
Y es que en la pantalla todo equivale a todo, no hay escala de valores, orden
de prioridades, un bombardeo es igual a un chisme de farándula, un acto de
gobierno es casi lo mismo que la voltereta de un funámbulo.
Como en los dibujos animados, como en los juegos
electrónicos, como en los cuentos de hadas, nadie muere realmente, nadie se
equivoca, nadie fracasa. La realidad virtual es la única, mientras todo ocurra
en la pantalla nada es verdaderamente conmovedor, ni aterrador, ni fatal.
Basta pulsar el control remoto y un juego de tenis reemplaza
los campos de muerte, un conejo animado sustituye los crímenes, una Venus de
Yves Saint Laurent borra los rehenes que languidecían en sus selvas. Por eso no
es extraño que la pantalla guste más que la vida: en la vida hay problemas
reales, dificultades que exigen decisiones, dramas sociales que reclaman
criterio, espíritu crítico, esfuerzo y responsabilidad.
¿Podrá llegar a alguna parte una sociedad que cada vez más
busca sólo el pacto lúdico del placer inmediato, el terror virtual de las
inmolaciones sin consecuencias, la adrenalina de las catástrofes interrumpidas
por la pausa publicitaria? No es de extrañar que el único criterio que
sobreviva sea la tenue capacidad de decidir entre marcas, entre fanatismos,
entre colores, entre ornamentos.
No es de extrañar que escojamos a los gobernantes por la
fotografía, las profesiones por su virtual éxito económico, las amistades por
la ropa que usan, las ideas por cuán fácil sea obedecerlas y aplaudirlas. Y que
no le queden a una juventud desorientada, enfrentada de repente a los dramas
verdaderos de la vida verdadera, más opciones que la desesperación, la impaciencia,
la neurosis, las evasiones narcóticas, el consumo compulsivo, el aullido y la
nada.
Actividad: Resumir el texto: un párrafo. En otro párrafo
decir qué crítica hace Ospina a los medios de comunicación. Finalmente, en un
tercer párrafo, poner tu opinión.
Contenido
del mensaje publicitario
Si
nos fijamos en el contenido del mensaje publicitario, podemos encontrar
cualquier tema que interese a un gran número de personas, siempre de acuerdo con
las diferentes épocas y culturas. Se ha destacado la pericia de los
publicitarios para encontrar esos elementos:
"No
hay equipo de sociólogos capaz de rivalizar con los equipos de publicidad en la
búsqueda de la utilidad de elementos sociales susceptibles de explotación. Los
publicitarios se gastan cada año miles de millones de dólares en la
investigación y el examen de las reacciones del público, y su producción
constituye una extraordinaria acumulación de datos sobre la experiencia y los
sentimientos comunes de la sociedad" (M. McLuhan,1972, p.252).
Por
eso, en realidad, la publicidad encierra mensajes intemporales, presentando en
cada época las mismas aspiraciones que afectaron a todos los hombres de todas
las épocas: el sueño de bienestar, el sueño del poder y de la riqueza, el sueño
de una vida sin límite, el sueño de una euforia permanente. Así,
"cualquier spot incluye la excitación de un deseo y el modo de aplacarlo:
crea una necesidad y muestra cómo satisfacerla. En esto la publicidad siempre
juega con ventaja porque el hombre es un ser insatisfecho por naturaleza;
siempre quiere más" (Sanz, 1995, p. 61).
En
efecto, se trata de llegar al mayor número de personas del ámbito social al que
se dirigen; por tanto se llevan a cabo estudios psicológicos, sociológicos,
antropológicos, etc., con el fin de asegurar el efecto deseado: proporcionar
algún grado de felicidad. La publicidad funciona, dice Mattelart (1989)
"porque tiene el mérito de aportar soluciones simples a problemas
complejos" (p.82). Para conseguirlo, recurrirá muchas veces al fuerte
aliado del humor. El spot publicitario aspira con frecuencia a hacer reír,
"sabe que la risa constituye la máxima comunicación aunque, al igual que
todo mensaje publicitario, no tiene más remedio que utilizar el lenguaje de la
clientela o, al menos un código compartido. Así se explica que el gag suela
referirse a un contexto cultural (sobre todo cinematográfico) familiar"
(Ramonet, 1983, p. 56).
Además,
en cualquier anuncio, el publicitario se sirve fundamentalmente de tres
elementos: la ficción, la presentación de valores inseparablemente añadidos al
producto y el recurso a modelos con los que pueda identificarse fácilmente el
espectador al que va dirigido el anuncio. Vamos a ver cada uno de ellos con
detalle.
Verdades y
engaños
Quizá
una de las objeciones más frecuentes que se ha hecho a la imagen publicitaria
es la del engaño; se la acusa de ofrecer apariencias con el fin de seducir. Se
olvida que la publicidad juega a la confusión entre el mundo real y el ficticio,
combina los elementos reales e imaginarios, y tiende a disolver las barreras
que separan ambos mundos. Así, como dirá J. L. León (1996): "la publicidad
no ofrece nada que sea pensable, sino sensible, aunque no real, una
pseudoexperiencia en suma, aunque capaz de alterar al individuo del mismo modo
a como lo hace una experiencia auténtica" (p.53). De este modo, los
elementos fantásticos terminan siendo familiares y el hombre moderno convive
con una "magia" que proviene de los propios medios de comunicación, a
la vez que las cualidades retóricas del producto son tranquilamente asumidas
por el receptor.
Desde
una perspectiva filosófica, la exigencia de la veracidad de todos los ámbitos
de las relaciones humanas hay que conectarla con la dignidad de la persona
humana. "La verdad es el sinónimo intelectual de la igualdad entre las
personas" (Suárez et al, 2002, p. 28) . Se trata a alguien en igualdad
cuando se le ofrecen los mismos recursos que uno tiene para que adopte sus
decisiones de acuerdo con sus intereses. Una información parcial propicia
también una libertad parcial orientada por y para los intereses que se quieran
propiciar. J. Todolí (1977), uno de los primeros autores que abordó el tema de
la ética publicitaria en nuestro país, señala tres motivos para evitar el
engaño: "todo hombre tiene el deber de decir la verdad, porque mentir es
la ruptura o desdoblamiento de su yo personal, que significa la mentira. Es
antinatural y repugna al ser humano. Además, porque "el otro", al que
mentimos, tiene, como nosotros, derecho a la verdad. Finalmente, porque el
hombre está inserto en una sociedad que supone y exige unos valores, sin los
cuales la sociedad misma no puede subsistir" (p.20).
En
publicidad, el engaño se puede filtrar por multitud de detalles que el
profesional maneja para orientar la disposición de los destinatarios hacia el
producto, pues la fantasía que se proyecta supera en muchas ocasiones a las
cualidades objetivas. La publicidad engañosa actúa, básicamente, como ha dicho
Durandin (1983), en función de unos mecanismos:
- Predominio de la imagen:
genera un proceso de persuasión irracional que se antepone al juicio racional.
- Supresión de
información: por omisión u ocultación de datos importantes, por negación de
efectos no deseados, o por desviación de la atención hacia los únicos puntos
que interesa destacar.
- Adición de información
irreal mediante textos o imágenes inexistentes que se presentan como reales.
- Deformación mediante la
ambigüedad o la exageración". (p.93)
Esto
supone, para algunos, una influencia negativa en el espectador, como si pudiera
ser fácilmente manipulado; otros, en cambio, rompen una lanza en su favor por
no considerarlo un mero receptor de la información transmitida, como se le
supone en el modelo de ingeniería para la comunicación humana, sino un activo
procesador de ella que interpreta el mundo de formas características y
diversas, determinadas por sus antecedentes y su personalidad.
Uno
de los más prestigiosos teóricos de la materia, Péninou (1987), despeja
subjetivamente cualquier duda sobre la licitud de la ficción, porque considera
que la originalidad de la comunicación publicitaria, dentro de la tipología de
mensajes sociales, radica en que se verifica al margen de lo verdadero y de lo falso.
Desde su punto de vista, "el publicitario está únicamente comprometido con
la eficacia -presionar, influir- y no paga otro tributo que el peso de su
talento en palabras e imágenes, cuyo escaso valor informativo, referencial,
respecto al objeto le dispensa de toda prueba de verdad" (p.100).
La
publicidad trabaja sobre la ficción; pero este término no se identifica con la
mentira o la falsedad, sino que se refiere a representaciones figurativas de lo
que sucede; por eso para comprender de verdad los espots hay que considerarlos
como lo que son, es decir, como auténticas ficciones representativas de la vida
real. Una de las cosas que más facilitan al espectador captar esa ficción es la
correcta actuación de los personajes, que deben establecer inmediatamente una
relación de complicidad con el espectador para incitarle al gasto. Así,
explicará Godard (1980):
"Un
buen intérprete de anuncios no busca ni el matiz ni la 'naturalidad', sino la
convención del tipo social representado. Está de acuerdo con su apariencia,
carece de ambigüedad y se excede. Le 'echa mucha sal' sin llegar a lo
caricaturesco. Le conviene dominar los trucos y los efectismos callejeros,
rupturas de tono, gestos funcionales, guiños fugaces y sobre todo rapidez. Ha
de poder decir las mayores trivialidades con una sinceridad ardiente. (...) La
contracción temporal y el absurdo de situaciones y réplicas son las encargadas
de la distanciación".
Por
eso, los posibles engaños no hay que buscarlos sobre todo en la ocultación y en
la falta de veracidad de las informaciones referentes a los productos y
servicios anunciados, sino que hay otras formas -menos patentes, quizá, y más
sutiles- de confundir al público: ofrecerle, por ejemplo, modelos de vida y
pautas de conducta poco acordes con la dignidad humana o manifiestamente
contrarios a ella.
Y
en esta línea, será también Péninou quien formule una de las acusaciones quizá
más profundas contra la actividad publicitaria o, al menos, de algunos de sus
profesionales, relacionada con la dimensión esencial del espectador como
persona y con su calidad de vida. Así, critica que "la publicidad ha
funcionado partiendo de la idea, constantemente reiterada de que el 'vivir
mejor' depende de 'tener más'. Pero de un 'vivir mejor' gracias a las cosas, ha
pretendido 'ser más' a través de las cosas, echándolo todo a perder. La ingenua
aproximación que ciertos publicitarios efectúan entre ambas nociones, como si
bastara con trasvasar una especie de 'contenido de ser' al producto para
alterar su destino puramente instrumental, es poco seria"(p.105).
Evidentemente,
la persona ignorante y la poco crítica es la víctima más fácil de la publicidad
y acaba sucumbiendo ante la retórica persuasiva de los mensajes que le llegan y
que, en ocasiones, pretenden hacer, como diría el clásico, "de la
presunción evidencia, de lo oído visto, y ciencia, de la opinión".
Actividad
Hacer
una reseña crítica sobre la influencia de la televisión y la publicidad en la
cultura, de la siguiente manera: en un primer párrafo realizar un breve resumen,
en el segundo párrafo decir qué dicen los textos sobre la verdad y el engaño; finalmente,
en un tercer párrafo dar tu propia opinión sobre estos temas.
EL CANTO DE LAS SIRENAS
Ospina William.
Es tarde para el hombre. Ensayos.
Como el padre de Buda, la sociedad contemporánea parece
empeñada en impedir que sus hijos se enteren de que existen la enfermedad, la
vejez y la muerte. Al menos en Occidente cunde una suerte de religión de la
salud, de la juventud, de la belleza y de la vida que contrastan con el
carácter cada vez más dañino de la industria, cada vez más mortífero de la
ciencia y la economía. El instrumento principal de este culto es la publicidad,
que cotidianamente nos vende una idea del mundo de la cual tienden a estar
excluidos todos los elementos negativos, peligrosos o inquietantes de la
realidad. Bellos jóvenes atléticos y felices pueblan ese universo de papel y de
luz donde nadie sufre tragedias que no pueda resolver el producto adecuado,
donde nadie envejece jamás si usa la crema conveniente, donde nadie engorda si
toma la bebida que debe, donde nadie está solo si compra los perfumes o
cigarrillos o autos que se le recomiendan, donde nadie muere si consume bien.
Este curioso paraíso de bienestar y belleza y confort, tal
vez no tiene parangón en la historia de las religiones, que siempre derivaron
parte de su poder de recordarle al hombre sus limitaciones y lo patético de su
destino. Pero yo me atrevo a pensar que aun las religiones más despóticas e
indeseables se empeñaban en salvar al hombre, eran sinceras incluso en sus
errores y sus extravíos, y en cambio, esta opulenta religión contemporánea no
es más que la máscara infinitamente seductora de un poder inhumano, que
desprecia ostentosamente al hombre y al mundo, y que ni siquiera lo sabe. Esta
extraña potestad ha descubierto lo que descubrió Schopenhauer, que el destino
del hombre no es más que una cadena de apetitos que siempre se renuevan, un
anhelar que no encuentra jamás su saciedad definitiva, un girar eternamente en
la rueda de la necesidad y en la ilusión de satisfacerla. Pero ese
descubrimiento, que puede llevar a un filósofo a proponer la valoración
absoluta del instante, el gozo de lo efímero, y la exaltación del deseo que
“siempre recomienza” como el mar de Valéry, ha llevado a la industria a
aprovechar esa condición humana para los atroces designios de una acumulación
ciega y sórdida.
Los valores que la humanidad exaltó durante siglos como
formas ideales o especialmente gratas de su existencia, la juventud, la salud,
la belleza, el vigor, terminan siendo utilizados como señuelos para inducir a
los hombres a un consumo cada vez más artificial e injustificado. Vemos a esas
hermosas muchachas que vacilan entre el pudor y la ostentación, en la más
tentadora de las fronteras; vemos esos jóvenes andróginos que copian los gestos
de los mármoles clásicos; vemos esas parejas como sorprendidas en los umbrales
del amor y el deseo; todo es allí tentación y sensualidad, todos esos cuerpos
están ofrecidos, a la vez como promesas y como paradigmas de una vida plena y
feliz en la que nunca cesa el ritual, donde la plenitud no tiene pausas, donde
el amor no vacila, donde la vitalidad no fatiga y la belleza no parpadea, en su
estudiosa eternidad de fotografías y películas comerciales, y nos parece que
hay una legión de seres trabajando para nuestra felicidad. La magia homeopática
funciona. Llegamos a sentir que esa bebida gaseosa nos hará bellos, que esa
crema nos hará jóvenes, que esa bicicleta estática nos hará perfectos, que ese
alimentos nos hará inmortales; y nuestra existencia llena de imperfecciones, y
vacíos, y soledades, parece tocar por un instante el incontaminado reino de los
arquetipos. Pero pasa el consumo y la vida sigue su combustión y su desgaste.
Renacen los apetitos y no acabamos de entender por qué hay algo en nosotros
cada vez más insatisfecho, algo que parece cada vez más indigno y más
derrotado. Tal vez nunca seremos tan bellos, aunque compremos todo lo que nos
venden, tal vez nunca seremos tan saludables, tan serenos, tan exitosos, tan
admirados, tan ricos. Las ilusiones que nos obligan a comprar se revelan
inaccesibles, pero finalmente la falla no estará en los opulentos arquetipos sino
en nuestra imperfección.
La seducción nos toma por sorpresa aunque no ignoramos que
la belleza, como todas las otras virtudes involuntarias, está bajo sospecha.
Antes era más fácil saber dónde estaba la belleza. La habíamos aprendido de los
mármoles griegos y del arte europeo, sus cánones estaban establecidos:
correspondían a la imagen de las razas hegemónicas de la civilización. Ante
esos modelos los africanos eran simiescos, los asiáticos pálidos, feos y
enanos, los indios americanos toscos y grotescos, los mulatos deformes y los
mestizos simples y triviales. Pero el nazismo desenmascaró definitivamente el
error de pensar que de verdad ciertas características físicas comportan algún
tipo de superioridad morfológica, intelectual o moral. Hemos visto a los
pueblos famosamente más civilizados de la tierra profesando teorías estúpidas y
secundando crímenes fundados en las más ineptas especulaciones. Y hemos
comprendido varias cosas: que cada tipo racial compone su propio ideal de
belleza; que las razas puras, con sus modelos de belleza, no son más que
curiosidades geográficas; que los crecientes mulatajes y mestizajes de todos
los pueblos hacen de la belleza algo mucho más amplio, diverso y cambiante; y
que la belleza misma, con todo su poder sobre la cultura, debe estar
subordinada a la ética y no puede exaltarse como un valor absoluto y autónomo.
Creo que hoy podemos afirmar que todo culto por la belleza física lleva en sí
como unas gotas de los más peligrosos fascismos.
Y es justamente así como la publicidad utiliza la belleza
para sus fines. Los rostros y los cuerpos que nos ofrece son anzuelos. Cuando
creemos morder la brillante sardina, comprendemos que no era más que la máscara
del garfio puntiagudo y otra vez hemos caído en la trampa.
Novalis afirmó que “en ausencia de los Dioses reinan los
fantasmas”. En ninguna época de la historia humana hubo tal vez tantos
fantasmas como en esta sociedad industrial empapelada de íconos, cuyas
multitudes pasan los días oyendo voces de vivos y de muertos que son en realidad
surcos de acetato y bandas magnetofónicas, deseando seres vivos y muertos que
son en realidad mancha de tinta incapaces de satisfacer los deseos que
suscitan, viendo vivir a seres vivos y muertos que son en realidad rayos de
luz. Lo peor es que cada vez nos miramos menos los unos a los otros porque esos
cubos de cristal vertiginosos de imágenes son más interesantes y a la vez no
exigen de nosotros más que docilidad y pasividad. Los libros le hacían
exigencias a nuestra imaginación, estaban hechos para seres creadores: las
artes de la técnica contemporánea sólo saturan y pasman. Por eso puede irrumpir
en ellas a cada minuto el fantasma bellísimo, la serpiente del gran capital con
la jugosa manzana en la boca, algo que ningún lector de libros soportaría y que
todos entenderíamos como una enloquecedora agresión.
La publicidad, además, se depura y de refina. Costó trabajo
convencer a los empresarios de que era preciso sustituir esos mensajes torpes,
imperativos y obscenos, que entraban en los hogares sólo a incomodar a su
público, por mensajes bellos, cordiales y sutiles cuyas órdenes sean las más
gratas y más eficaces. Las sirenas del capital cada vez cantarán mejor y ya hay
quien piensa que el verdadero arte de la época está en esas apacibles cuñas de autos
que no muestran timones ni palancas ni válvulas sino una hoja de sauce
resbalando por la superficie llena de reflejos de un lago al ritmo de una
música conmovedora. Esos fragmentos idílicos de la naturaleza lleva en algún
rincón el inolvidable logotipo exactamente a la manera como el esclavo llevaba
la marca del hierro candente. El símbolo está allí para recordarnos que lo que
se nos muestra no existe por sí mismo: para recordarnos que el propósito del
mensaje no es invitar a un paseo
apacible por los campos sino sugerir la compra de un auto. Para recordarnos
quién es el amo.
Nada ignora que el de la publicidad es uno de los lenguajes
más autoritarios que existen. El imperativo de todos los verbos pulula en sus
mensajes. Compre, vaya, lleve, use, tenga siempre, aproveche, decídase, no
olvide, tome, recuerde, disfrute: y todos significan lo mismo: obedezca. Ahora,
con el afinamiento de la voz de las sirenas, el mensaje tenderá a hacerse
indirecto y a lo mejor la forma imperativa de los verbos cederá su lugar a un
lenguaje en el que el emisor aparezca como desdibujado. Entonces el mensaje “Yo
soy el mejor” se cambiará gradualmente por “Somos bellos”, “Somos buenos”,
“Amamos al mundo”, “Amamos a la humanidad”, no dejes de comprar nuestros
productos.
¿Es esto censurable? La sociedad de consumo se vende a sí
misma como la gran proveedora. Por fin, de su mano, los hombres hemos entrado
en las despensas de un mundo opulento y feliz. Hay libertad de compra, igualdad
de precios, fraternidad en el consumo. No parece indiscutible que es mejor
optar entre cinco o diez calidades y fragancias de jabón, que estar condenados
al negro jabón de la tierra. Que es bueno disponer de bombillas eléctricas, de
refrigeradores, de hornos, de muebles, de innumerables cosas que individualmente
no podríamos hacer. ¿Cómo se atreve alguien a alzar su voz contra la industria
democrática que se desvela por ofrecer a los hombres tantas cosas necesarias,
tantas cosas que serían desmesuradamente costosas si no se produjeran en masa?
¿No son las empresas los baluartes de la democracia, los antídotos contra la
escasez, los muros que nos protegen de la barbarie y de la miseria? ¿No está
llenando al mundo además de mensajes poblados por adorables criaturas que nos
recuerdan nuestro deber de ser bellos, de ser jóvenes, de ser saludables y de
ser felices?
Yo creo que la humanidad haría bien en desconfiar y en
recelar. Es antigua la historia de los poderes que por el hecho de ofrecer
algún beneficio se sitúan por encima de toda crítica y se sienten autorizados
de todo. Por muchos beneficios (y también esos habría que contarlos) que la
industria traiga a las sociedades, no puede situar sus intereses por encima de
los altos intereses de la humanidad. Pero la verdad es que el único objetivo
del capital es la rentabilidad, la acumulación de riqueza excedente que se
reinvierte sin fin. Mientras ese fin sea compatible con el bienestar de sus
consumidores, todo está casi bien; pero está claro que en cuanto esos fines
entran en conflicto con tal bienestar, no es el capital quien lo advierte ni
quien lo corrige. La historia de la industria de los aerosoles, de los
pesticidas, de los detergentes y de los plásticos, es el más reciente y
alarmante capítulo de la Historia Universal de la Infamia. Y nadie ignora que la
primera tentación de la industria cuando se ve bajo sospecha, no es la de
filtrar sus gases tóxicos, ni purificar sus desechos, ni modificar sus
procesos, ni excluir los ingredientes nocivos, sino recurrir a la voz seductora
de las sirenas para distraer al público y disipar las malas sospechas. Por eso
cuando una corporación lanza con altos clarines una cuña sobre algún producto
no contaminante, o ecológicamente benévolo, la operación suele ocultar muchos
silencios sobre el comportamiento del resto de los productos. Nada es más
reacio que el capital a alterar su rentabilidad y sus ventajas por triviales
consideraciones humanitarias. Y esto por la razón elemental de que el capital
es ciego a todo lo que no sean sus procesos elementales de producción, distribución,
comercio, reinversión y acumulación. No podemos pedirle al dragón que a la hora
del hambre piense en los sentimientos de la doncella que está encadenada al
peñasco. Pero la vigilancia se impone, porque la ciencia anda desenfrenada en
su afán de saber, sin la menor sujeción a una ética; la técnica anda
desenfrenada en su tarea de dominar el mundo, sin la menor sujeción a una
ética; y la industria anda desenfrenada en su labor de transformar la materia
universal en bienes de consumo, sin preguntarse siquiera qué es necesario, qué
es útil, qué es superfluo, qué es dañino, qué cosas nos hacen más civilizados,
qué cosas nos hacen más pasivos más bárbaros. Basta que puedan ser anunciadas o
vendidas para que las máquinas se desvelen produciendo, los televisores se
desvelen anunciando y los supermercados se desvelen vendiendo, en un carnaval
derrochador, irreflexivo y frenético. Como si, muertos los sueños, solo
quedaran los apetitos. Como si solo fuera deseable y confiable lo que ha sido
concebido y producido por la técnica humana. Por eso ya desconfiamos del
agradable sistema tradicional y queremos fabricar humanoides en los
laboratorios de genética y aun en los talleres electromecánicos. Y hay que ver,
al lado de exquisitos artefactos hechos con las omnipresentes sustancias no
biodegradables, las incontables tonterías y fealdades que es posible encontrar
en los bazares norteamericanos, las infinitas fruslerías que todos compran y
nadie usa, las ropas que envejecen sin estrenar en los roperos de los hogares de
la sociedad industrial, las carnes en conserva que se descomponen, los aparatos
que se desechan al primer desperfecto, los cementerios de escombros que crecen
y que pronto harán naufragar la utopía de Metrópolis.
Dócilmente, la publicidad lo anuncia todo, lo aplaude todo y
hace uso eficaz de los incontables y a veces pasmosos recursos de las técnicas
de comunicación. Con su capacidad de seducir y de condicionar la conducta
humana, ha ido invadiendo los espacios del hombre, sugiere o impone productos y
marcas, dicta la moda, crea celebridades, traza los estilos y las conductas
sociales. Hoy, cuando no aparecer en la prensa o en la televisión equivale a no
existir, ese culto de la imagen y del éxito parece convertir la vida verdadera
de todos en una realidad de segunda categoría y a los simulacros de la
publicidad, como a los simulacros del periodismo, en la única realidad
respetable.
Los mensajes ya no requieren argumentos: las técnicas de la
seducción sólo exigen afectar gratamente los sentidos y producir en el público
la sensación intensa de que sus necesidades serán satisfechas por el producto
del que se trate. Era inevitable que, por este camino, hasta las cosas más
serias y trascendentales terminaran trivializándose en meras imágenes de
seducción. Ya no hay lugar del planeta donde la política no recurra a la
publicidad para vender la imagen de sus candidatos. ¿Qué deben éstos prometer?
Que lo digan los sondeos de opinión. ¿Deben mostrar carácter, o más bien
familiaridad y simpatía? Depende de con quién haya que competir. “Una imagen
vale más que mil palabras”, se dice, de modo que más vale publicar las
fotografías convincentes y prescindir al máximo de palabras y compromisos.
Fue sobre la publicidad, antes que sobre ninguna otra cosa,
que Adolfo Hitler ascendió al poder en Alemania y que su discurso nacionalista
y revanchista cundió entre su pueblo. Esto debería bastar para despertar
sospechas sobre esta técnica aparentemente neutral. Un instrumento que sirve
por igual para imponer perfumes y tiranías, debería exigir toda la vigilancia y
despertar un cauto recelo. Pero la humanidad abdica de sus altos deberes de
control y de resistencia, y por todo el planeta cunde una plaga de estadistas
mentirosos, vacilantes, corruptos, que han idolizado a los medios y que se
sujetan a las veleidades de la opinión pública para tomar incluso las
decisiones más trascendentales. No hay publicista que no piense que vender un
candidato es sustancialmente lo mismo que vender un auto o una bebida gaseosa.
Todo es cuestión de la imagen adecuada, del clima de confianza necesario, de
los “slogans” singulares cuya función no es resumir un pensamiento, sino ser
identificado con claridad y no parecerse a nadie.
Y es a esta manipulación grotesca a lo que llamamos
democracia. ¿No estaría loco el que escogiera al capitán de una nave por la
fotografía, por la sonrisa, por lo que dicen de él sus allegados? Sin embargo,
cada vez más, estamos dejando graves asuntos en manos de los oportunistas menos
calificados, gracias a que ya no exigimos programas ni ideas ni compromisos
sino imágenes seductoras y sonrisas de éxito.
Con todo, el peor mal que podemos atribuir a la sociedad
industrial y a sus sirenas es el contraste entre el universo de fantasía que
nos venden y la creciente postración de las muchedumbres que no pueden
comprarlo. Como todo cielo, éste tenía que engendrar como correlato un infierno
y el infierno son ahora los basureros de la industria y del consumo, donde
pugnan por sobrevivir los que carecen de todo, los que no tienen ni belleza, ni
salud, ni juventud, ni éxito, ni fortuna; para los cuales el discurso
hegemónico de la sociedad opulenta y feliz sería una broma triste si no fuera
porque cada vez los somete más a las presiones de in ideal obscenamente
inaccesible.
Es fácil encontrarlos ya, en los basureros, o en las calles
despiadadas, o en los suburbios ruinosos de lo que se llama el mundo
desarrollado; pero sobre todo crecen en las monstruosas ciudades de esto que
con jerga de ciencia ficción llaman el tercer mundo. Se entiende que si el
éxito y aun la dignidad dependen hoy de la capacidad de consumo, estos seres
sean equiparados por la ideología imperante a meros desechos de humanidad. El
ameno paraíso parece bastarse a sí mismo y se sustenta en todos aquellos que
dóciles a la tentación se esfuerzan por situarse en la respetable zona del
consumo. Los autos, los muebles, los electrodomésticos, las tarjetas de crédito
los seguros prepagados y las vacaciones anuales confieren a quienes
abnegadamente los alcanzan la reconfortable condición de seres humanos, libres
de la sospecha atroz del fracaso. Porque el fracaso es el dominio del siglo que
agoniza, y sólo se mide en términos de exclusión del paraíso consumista.
Podemos ser crueles, mezquinos, desleales, indiferentes al sufrimiento humano,
egoístas, avariciosos, descorteses, éticamente deplorables: nadie advertirá en
esas penurias el fracaso de su existencia. Pero el fracaso en el adquirir y en
el poder sostener el ritmo de la impaciente avidez del capitalismo, equivale a
perder el lugar en el orden del mundo. Para quien se despeñe en ese confuso
tropel de vencidos no habrá piedad, ni solidaridad, ni cordialidad, ni
justicia. Nosotros, los habitantes de este mundo tercero o postrero, no
necesitamos el menor esfuerzo mental para saber en que consiste el infierno de
la opulenta sociedad de consumo, de la tersa y radiante sociedad industrial:
nos basta con salir a la calle.
Pasan con sus sucias mantas al hombro los hijos de la
indigencia. Vienen de los basureros o van hacia ellos. Podemos imaginar los
paisajes de Apocalipsis donde transcurren sus vidas. Fétidos horizontes
sombreados por el vuelo de las aves de carroña, montañas de desechos, el
detritus de la civilización, el fruto final del optimismo y del progreso humano
convertido en el reino de los últimos hombres. Pasan pues, ante nuestra
costumbre. Vienen de la miseria y van hacia ella, y al pasar nos recuerdan, por
un trabajo irónico de los Dioses de la justicia, todo lo que la publicidad se
esforzaba por hacernos ignorar u olvidar. Que existe la enfermedad, que existe
la vejez, que existe la muerte, y que las soberbias torres de nuestra
civilización están construidas sobre unos cimientos corroídos por la
insensibilidad. Entonces sentimos que allí, donde no están ya los perfumes,
sino sus frascos rotos, donde no está ya la música sino sus aparatos en ruinas,
donde no está ya la moda sino sus jirones desechos, allí, entre los plásticos
indestructibles y junto a los arroyos sucios y espumosos, tal vez se anuncia el
mundo verdadero y el verdadero porvenir. Entonces casi entendemos la patética
desesperación con que los nuevos fascistas, esos que ni siquiera se atreven a
mostrar su rostro, salen en la noche a asesinar indigentes bajo los puentes, a
tratar de borrar de un modo estúpido, ebrio de bárbara ineptitud, la evidencia
del desorden presente; a tratar de convencerse de que son los miserables los
responsables de la miseria. Y entonces comprendemos que tal vez lo que el mundo
necesita no son más cosas, más autos, más mansiones, más progreso, más
publicidad, sino un poco de generosidad humana, una mirada más vigilante sobre
el opulento porvenir que mienten los fantasmas, un poco de honestidad con
nuestras almas, y un poco de sensatez en el breve y peligroso tiempo que nos
fue concedido.
William Ospina. Es tarde para el Hombre. Grupo Editorial Norma. Bogotá
1. El término “paradigmas” señalado en el fragmento dos, se utiliza en
el sentido de
a. Verdades
b. Beldades
c. Esquemas
d. Estereotipos
2. En el fragmento cuatro, la palabra “hegemónicas” puede reemplazarse
por
a. Prepotentes
b. Antiguas
c. Incipientes
d. Dominantes
3. En el párrafo nueve, el autor
a. Hace una serie de cuestionamientos irónicos
b. Enumera las bondades de la sociedad de consumo
c. Se congracia con las empresas por ser éstas baluartes de la
democracia
d. Denigra de algunos productos autóctonos
7. Para el
autor la publicidad representa
a. Un instrumento inquietante
b. Una especie de “religión” de la belleza
c. El elemento más nocivo para la industria
d. Una herramienta alienante
8. De acuerdo
con el texto, la publicidad ofrece productos que evitan
a. Las tragedias, la bulimia y el tabaquismo
b. La vejez, la muerte y el sedentarismo
c. La senectud, la obesidad y el ostracismo
d. La soledad, la enfermedad y el alcoholismo
9. “El canto
de las sirenas” alude a una analogía que se refiere
a. A la publicidad
b. A la sociedad de consumo
c. A las grandes empresas
d. A las voces de alarma de los grupos ecologistas
10. Por su
estructura lingüística el texto anterior puede considerarse
a. Expositivo
b. Narrativo
c. Descriptivo
d. Argumentativo
14. ser aplicada a la publicidad es
a. Vini, vidi, vinci
b. La suerte está echada
c. El fin justifica los medios
d. … y sin embargo se mueve
15. Del texto
anterior se desprende la siguiente analogía: dragón : doncella :: industria :
a. Naturaleza
b. Publicidad
c. Contaminación
d. Consumidor
16. En cuanto
al lenguaje de la publicidad se puede afirmar que
a. Pasó del tono apelativo a un más sugestivo
b. Es propio de los empresarios y consumidores
c. Es rico en imágenes y argumentos
d. Es a la vez profundo y trivial
17. De acuerdo
con el texto, los publicistas se aprovechan
a. De la codicia del sector empresarial
b. De la constante insatisfacción humana
c. De la ingenuidad de los emporios económicos
d. De los miles de compradores compulsivos
|
4. El término “parangón” subrayado en el texto puede reemplazarse, sin
que se altere el sentido por
a. Perdón
b. Comparación
c. Antecesor
d. Aval
5. El término “cánones”, subrayado en el párrafo cuatro puede reemplazarse por
a. Medidas
b. Artistas
c. Orígenes
d. Parámetros
6. La relación que establece el autor entre la publicidad y la religión
se da en un sentido
a. Opuesto
b. Paradójico
c. Hiperbólico
d. Anacrónico
11. “El
nazismo desenmascaró definitivamente el error de pensar que de verdad ciertas
características físicas comportan algún tipo de superioridad morfológica,
intelectual o moral”, de acuerdo con este pensamiento podemos deducir que
para William Ospina, el nazismo
a. nunca debió existir
b. le hizo un bien a la humanidad
c. puso fin a la segregación racial
d. fue un mal necesario
12. Para el
autor del texto, las hermosas muchachas y los jóvenes andróginos
a. Se convierten en paradigmas
b. Oscilan entre el pudor y la ostentación
c. Copian los gestos de los mármoles clásicos
d. Son seres que trabajan para nuestra felicidad
13. La idea
central del texto anterior es
a. La seducción como arma utilizada por los medios de comunicación
b. La preocupante degradación social como resultado del consumismo
c. El tipo de lenguaje utilizado por la publicidad
d. El daño que las grandes industrias causan a la naturaleza
18. De acuerdo
con el texto, libro es a imaginación como televisión es a
a. Vértigo
b. Docilidad
c. Creatividad
d. Publicidad
19. Por la
forma como se presenta la información en el texto anterior puede considerarse
Un ensayo
Un panegírico
Un relato
Una crónica
20. Son
calificativos que el autor del texto utiliza para hablar de la publicidad,
excepto
a. “opulenta religión contemporánea”
b. “la voz seductora de las sirenas”
c. “el gozo de lo efímero”
d. “máscara infinitamente seductora”
|
ACTIVIDADES
1. De acuerdo a la tipología de párrafos vistas, decir:
a. ¿Qué tipo de Introducción usa
William Ospina?
b. ¿Qué tipo de párrafo es el número ocho?
c. ¿Qué enunciado y solución se plantea entre los párrafos nueve y el
diez?
d. ¿Cuál es el contraste que se planeta en el párrafo cuatro y cuál es la
conclusión a la que llega el autor?
2. El autor utiliza varias analogías dentro de su argumentación. Mencione
algunas.
3. Mencione algunos argumentos de autoridad que estén presentes en el
texto.
4. Mencione un argumento de ejemplificación.
5. ¿Por qué se puede decir que el autor utiliza en el párrafo ocho un
argumento racional?
6. Resuma el texto en dos o tres párrafos bien construidos. Con sus
propias palabras (no poner frases textuales del autor).
7. En otros dos párrafos dé su punto de vista sobre la problemática
planteada por Ospina.
0.
INTRODUCCIÓN.
En la historia de la Fotografía, ciertos fotógrafos con afinidades y
divergencias estilísticas y técnicas fotográficas, ocupan un lugar destacado en
dicha historia. Estas temáticas y técnicas, merecen una atención especial y un
estudio atento, pues ello permite entender mucho del acontecer de la modernidad
y los tiempos contemporáneos.
1.
OBJETIVOS.
-
Realizar
consultas acerca de diversas técnicas y fotógrafos célebres del siglo XX, para
identificar sus características y aportes relativos al desarrollo de la
fotografía.
-
Desarrollar
habilidades comunicativas, como la expresión oral, el uso de ayudas didácticas
y el manejo de público.
-
Mejorar
las técnicas de estudio y lectura.
2.
METODOLOGÍA.
- Se
distribuirán los fotógrafos por equipos de trabajo, de dos estudiantes cada
uno, para exponer ante sus compañeros de clase los fotógrafos más
representativos del siglo XX , de acuerdo con el siguiente orden:
1.
Ansel
Adams
2.
Henry
Cartier Bresson
3.
Margaret
Bourke-White
4.
Jesús
Abad Colorado
5.
Melitón
Rodríguez
6.
Sebastião
Salgado
7.
Robert
Capa
8.
Walker
Evans
9.
Dorothea
Lange
10.
Marc
Riboud
11.
Werner
Bischof
12.
Brassaï
13.
Jean
Dieuzaide
14.
Robert
Doisneau
15.
Philippe
Halsman
16.
Ernst
Haas
17.
Lewis
Hine
18.
Peter
Keetman
19.
André
Kertész
20.
Man
Ray
21.
Andrés
Hurtado
22.
Paul
Strand
23.
Alberto
Corda
24.
Julia
Margarte Cameron
Para el estudio y
exposición de estas temáticas, se tendrán en cuenta las siguientes pautas:
- Biografía del fotógrafo, aspectos más
relevantes o destacados de su vida y obra Características del movimiento fotográfico
al que perteneció.
- Influencia de su vida personal y
social en su obra.
- Estilo y técnicas usadas (si tiene).
- Cada equipo deberá presentar su
exposición valiéndose de recursos didácticos, tales como: carteles o dibujos,
diapositivas (power point), supuestas entrevistas, fragmentos de películas,
otros.
Para
la exposición ante la sección, deben tenerse en cuenta las siguientes pautas
para un mejor desempeño:
1.
Cada
equipo sale completo a exponer y cada estudiante debe participar activamente en
la exposición. Un estudiante saluda al
público, “buenas tardes, compañeros y docente” (por ejemplo) se presenta a sí
mismo y presenta su equipo de trabajo y el tema asignado.
2.
Quien
expone debe ubicarse en la mitad del aula, no recostarse en el tablero; su
compañero está de pie junto a él, sin recostarse en la pared o el tablero,
mirando a quien habla y al público.
3.
Mirar
al público, procurando pasear la mirada despacio por los distintos lugares del
aula, para ganar la atención de todos sus compañeros.
4.
No
mirar hacia los lados ni distraerse mientras sus compañeros exponen, con ello
les ayudan en el control del auditorio y les brindan seguridad.
5.
Mantener
las manos visibles, no meterlas al bolsillo ni ponerlas atrás; aprovecharlas
para hacer énfasis en las ideas y mantener la atención del público.
6.
Hablar
despacio, vocalizando bien, en tono alto para que todos escuchen.
7. Procurar
no leer de las ayudas didácticas; si lo hace, explicar lo que lee, con sus
propias palabras, ampliar la información.
8.
Evitar
las muletillas al exponer. Las muletillas son palabras o expresiones
coloquiales que usamos como tics. Por ejemplo, “pues”, “o sea” y otras.
9.
Al
finalizar la exposición, agradecer la atención del público. Despedirse.
10. **Escuchar con respeto y tolerancia las intervenciones de
los compañeros.
Cada equipo deberá escribir y
presentar una relatoría de la exposición que realizó otro equipo. Al iniciar
cada clase y exposición, se leerá la relatoría que se realizó sobre la
exposición de otro equipo. Ejemplo. El equipo 12 hace la relatoría de la
exposición del equipo 1; luego el equipo 11 hace y lee la relatoría del equipo
2 y así sucesivamente. Las relatorías escritas pueden presentarse a mano o en
computador, con buena presentación y de acuerdo con el siguiente modelo:
RELATORÍA SOBRE EXPOSICIÓN
Fecha: Hora:
Ponentes:
1. Sobre la temática de la exposición.
-Tema o
director expuesto por los estudiantes.
- Desarrollo
temático de la exposición. (Subtemas y conceptos)
- Nociones y
categorías centrales de la exposición: Términos interesantes, palabras claves,
expresiones claves.
2. Uso del lenguaje. ¿Cómo se expresaron los expositores? ¿Dominaban los
términos, los definían? Claridad y profundidad en la exposición.
3. ¿Qué nuevas ideas o qué ideas interesantes descubrieron? ¿Qué
necesidades, inquietudes o preguntas surgieron a partir de los planteamientos
de los expositores?
4.. ¿Qué no entendieron de la exposición?
5. ¿Qué ideas se pueden citar de
la exposición?
6. ¿Cómo fue el proceso de escucha y atención del público? Sustentar.
7. Sobre el desempeño individual de los expositores. Evaluar cómo expuso
cada estudiante del equipo, individualizarlo, tener en cuenta los siguientes
aspectos:
·
Seguridad
en sí mismo.
·
Conocimiento
del tema.
·
Lenguaje
corporal (mirada-postura-manos)
·
Fluidez
y manejo de la voz.
8.
Ayudas didácticas. Claridad y tamaño de la
letra, presentación, pertinencia (apoyo efectivo a la exposición).
**Lo anterior realizarlo en
tres párrafos. En el primero irá todo lo relacionado con el desarrollo
de la exposición (items del 1 al 5). En el segundo párrafo se hablará de la
actitud del público y el desempeño de los expositores (ítems 6,7). En el último
párrafo se evaluarán las ayudas didácticas y se darán unas recomendaciones
generales para mejorar las otras exposiciones.
EL CINE
CUENTA SU HISTORIA
0.
INTRODUCCIÓN.
En la historia del lenguaje audiovisual, ciertas temáticas cinematográficas y
algunos directores con afinidades y divergencias estilísticas, ocupan un lugar
destacado en dicha historia. Estas temáticas, merecen una atención especial y
un estudio atento, pues ello permite entender mucho del acontecer de la
modernidad y los tiempos contemporáneos.
1.
OBJETIVOS.
-
Realizar
consultas acerca de diversos temas y narradores audiovisuales, para identificar
sus características y aportes relativos al desarrollo del cine.
-
Desarrollar
habilidades comunicativas, como la expresión oral, el uso de ayudas didácticas
y el manejo de público.
-
Mejorar
las técnicas de estudio y lectura.
2.
METODOLOGÍA.
-
Se
distribuirán los temas por equipos de trabajo, de tres estudiantes cada uno,
para exponer ante sus compañeros de clase algunas temáticas sobre la evolución
del lenguaje audiovisual, de acuerdo con el siguiente orden:
1. Inicios del cine
2. Shakespeare en el cine
3. La discapacidad
4. Charles Chaplin (el cine mudo)
5. Los vampiros en el cine
5.1 La fantasía en el cine
5.2 La segunda guerra mundial en el cine
Movimientos o corrientes
cinematográficas
6. Expresionismo
7. Dogma 95
8. Surrealismo
Directores
destacados:
9. Steven
Spielberg
10. Alfred
Hitchcock
11. Martin
Scorsese
12. Stanley
Kubrick
13. Sir
Ridley Scott
14. Peter
Jackson
15. Quentin
Tarantino
16. Orson
Welles
17. Woody
Allen
18. Clint
Eastwood
19. Los
hermanos Coen
20. James
Cameron
21. Francis
Ford Coppola
22. Oliver Stone
23. Mel Gibson
22. Oliver Stone
23. Mel Gibson
Para el estudio y
exposición de estas temáticas, se tendrán en cuenta las siguientes pautas:
- Antecedentes del tema escogido
- Desarrollo, evolución y características
- Películas más destacadas con una sinopsis
- Biografía del director, aspectos más relevantes o destacados de su vida y obra (en caso de ser un director).
- Características del movimiento cinematográfico al que perteneció.
- Influencia de su vida personal y social en su obra.
- Cada equipo deberá presentar su exposición valiéndose de recursos didácticos, tales como: carteles o dibujos, diapositivas (power point), supuestas entrevistas, fragmentos de películas, otros.
- Desarrollo, evolución y características
- Películas más destacadas con una sinopsis
- Biografía del director, aspectos más relevantes o destacados de su vida y obra (en caso de ser un director).
- Características del movimiento cinematográfico al que perteneció.
- Influencia de su vida personal y social en su obra.
- Cada equipo deberá presentar su exposición valiéndose de recursos didácticos, tales como: carteles o dibujos, diapositivas (power point), supuestas entrevistas, fragmentos de películas, otros.
Para
la exposición ante la sección, deben tenerse en cuenta las siguientes pautas
para un mejor desempeño:
1.
Cada
equipo sale completo a exponer y cada estudiante debe participar activamente en
la exposición. Un estudiante saluda al
público, “buenas tardes, compañeros y docente” (por ejemplo) se presenta a sí
mismo y presenta su equipo de trabajo y el tema asignado.
2.
Quien
expone debe ubicarse en la mitad del aula, no recostarse en el tablero; sus
compañeros están de pie junto a él, sin recostarse en la pared o el tablero,
mirando a quien habla y al público.
3.
Mirar
al público, procurando pasear la mirada despacio por los distintos lugares del
aula, para ganar la atención de todos sus compañeros.
4.
No
mirar hacia los lados ni distraerse mientras sus compañeros exponen, con ello
les ayudan en el control del auditorio y les brindan seguridad.
5.
Mantener
las manos visibles, no meterlas al bolsillo ni ponerlas atrás; aprovecharlas
para hacer énfasis en las ideas y mantener la atención del público.
6.
Hablar
despacio, vocalizando bien, en tono alto para que todos escuchen.
Procurar no leer de las ayudas didácticas; si lo hace, explicar lo que lee, con sus propias palabras, ampliar la información.
Procurar no leer de las ayudas didácticas; si lo hace, explicar lo que lee, con sus propias palabras, ampliar la información.
8.
Evitar
las muletillas al exponer. Las muletillas son palabras o expresiones
coloquiales que usamos como tics. Por ejemplo, “pues”, “o sea” y otras.
9.
Al
finalizar la exposición, agradecer la atención del público. Despedirse.
10. **Escuchar con respeto y tolerancia las intervenciones de
los compañeros.
Las
10 Estrategias de Manipulación Mediática
El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación” a través de los medios
- La estrategia de la distracción
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
La estrategia de la distracción es igualmente indispensable
para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el
área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la
cibernética.
- “Mantener
la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas
sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público
ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a
granja como los otros animales (cita del texto 'Armas silenciosas para
guerras tranquilas)”.
- Crear
problemas y después ofrecer soluciones
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”.
Se crea un problema, una “situación” prevista para causar
cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas
que se desea hacer aceptar.
Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la
violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público
sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la
libertad.
O también: crear una crisis económica para hacer aceptar
como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el
desmantelamiento de los servicios públicos.
- La
estrategia de la gradualidad
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos.
Es de esa manera que condiciones socioeconómicas
radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de
1980 y 1990:
- estado
mínimo
- privatizaciones
- precariedad
- flexibilidad
- desempleo
en masa
- salarios
que ya no aseguran ingresos decentes,
...tantos cambios que hubieran provocado una revolución si
hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
- La
estrategia de diferir
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura.
Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio
inmediato.
- Primero,
porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente.
- Luego,
porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar
ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido
podrá ser evitado.
Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea
del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
- Dirigirse
al público como criaturas de poca edad
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental.
Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se
tiende a adoptar un tono infantilizante.
Por qué?
- “Si
uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o
menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con
cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un
sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad ”.
- Utilizar
el aspecto emocional mucho más que la reflexión
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos.
Por otra parte, la utilización del registro emocional
permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar
ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
- Mantener
al público en la ignorancia y la mediocridad
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.
- “La
calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la
más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia
que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores
sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores”.
- Estimular
al público a ser complaciente con la mediocridad
Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
- Reforzar
la autoculpabilidad
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos.
Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el
individuo se auto-desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno
de cuyos efectos es la inhibición de su acción.
Y, sin acción, no hay revolución!
- Conocer
a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen
En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes.
Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología
aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser
humano, tanto de forma física como psicológicamente.
El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de
lo que él se conoce a sí mismo.
Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema
ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de
los individuos sobre sí mismos.
Presentación de trabajos escritos
0.
INTRODUCCIÓN.
La presentación de un trabajo escrito requiere unas condiciones básicas de modo
que represente los avances en las competencias de los estudiantes, a la vez que
permita una adecuada lectura, revisión y evaluación. Por eso, antes de proceder
a la digitación del texto y su impresión para la entrega al docente respectivo,
es importante tener en cuenta algunas instrucciones sencillas que permitan
alcanzar dichos objetivos.
1.
Planificación
del escrito. No se limite a sentarse en el computador y digitar lo que
considera es la redacción del escrito, sin haber planificado con anterioridad
lo que va a desarrollar. Aunque parezca una pérdida de tiempo, cuando alguien
dispone en su lugar de trabajo de ayudas y herramientas recolectadas en
cualquier medio (fichas, hojas, cuaderno u otro que esté a la mano o sea
cómodo) se le facilita mucho la tarea y se da cuenta que, en vez de perder
tiempo pensando frecuentemente en lo que va a escribir, tiene una forma de
hacerlo fluidamente y con orden y coherencia. A continuación presentamos algunas recomendaciones para
planificar sus escritos:
-
Tomar
notas a medida que se va leyendo el texto que se vaya a analizar, en caso de
que se trate de un informe de lectura, reseña o ensayo. Conviene hacer esto en
el cuaderno no en hojas que se extravíen.
-
Escribir
palabras claves, frases especiales o ideas sueltas que se ocurran a medida que
se está planificando el escrito.
-
Hacer
mapas de ideas, esquemas, cuadros sinópticos, mapas semánticos o cualquier otra
ayuda que le ayude a representar la información que piensa escribir.
-
Si
escribe preguntas interesantes que puedan ser resueltas en el trabajo, sin
copiarlas en él pero respondiendo a ellas, mucho mejor.
-
Escribir
un bosquejo temático, es decir, hacer una lista de temas o subtemas como una
tabla de contenido personal, que no necesariamente tiene que ir en el trabajo,
pero que ayude a desarrollar una serie de contenidos.
-
Leer
en internet o en cualquiera de sus buscadoras información relacionada con el
tema, si es del caso, extrayendo algunos fragmentos o citas que pueda utilizar
en el escrito, pero sin copiar y pegar grandes pedazos o todo el trabajo, pues
ello configura un fraude y una violación a los derechos de autor. Hay que
aprender a escribir lo propio, practicando permanentemente la redacción y
buscando construir un estilo propio, así sea limitado.
2.
Una
vez provisto un material suficiente de planificación del escrito, puede pasarse
a su digitación en el computador. Antes
de empezar a digitar el texto, a desarrollar lo que ha pensado que puede
ser su producto final, realice las siguientes operaciones básicas:
-
Configure
la página en el word.
·
Tamaño
del papel: carta (está en A4 en el programa)
·
Márgenes: 4 cm izquierda, 3 cm arriba y abajo,
2 cm derecha.
·
“Insertar”
números de página, abajo, centro. La portada y la introducción no se numeran,
pero cuentan.
·
Los
títulos van centrados, el texto va justificado (alineado en las márgenes.
·
Interlineado
sencillo. Entrar por “párrafo” y ajustar a interlínea sencilla. Quitar los “10
puntos” de la izquierda en la ventana de diálogo.
·
Fuente:
Arial 12, tanto en la portada y los títulos como en el texto.
3.
Una
vez configurada la página se procede a digitar el trabajo. Tener a mano las
normas del ICONTEC y repasar las pautas explicadas para el trabajo.
-
Portada:
Toda la información va centrada a 3 cm de la margen superior e inferior. Se
escribe todo con MAYÚSCULAS SOSTENIDAS, excepto el subtítulo, que va sólo con
mayúscula inicial. La portada lleva:
Título del trabajo.
No escribir “Trabajo de… (asignatura) El título se relaciona con el tema del escrito.
Autor (Nombre del estudiante
en mayúsculas sostenidas y debajo el grado y la sección.
Subtítulo del
trabajo. Se especifica el tipo de actividad que se está realizando.
Docente: Nombre
completo. Juan Fernando Valderrama Arboleda.
Nombre completo de la
institución.
Departamento
Ciudad
Año.
Nota: Las palabras
con mayúsculas también se tildan.
-
Introducción.
La palabra INTRODUCCIÓN se escribe centrada, a 3 cm de la margen superior en la
segunda página (después de la portada) Debe llevar cuatro párrafos, bien
construidos y desarrollados. El primero habla de la justificación u origen del
trabajo. (¿Por qué se hace?) El segundo párrafo enumera varios objetivos (al
menos tres o cuatro) que se propone el estudiante con el escrito. El tercer
párrafo describe la metodología empleada para realizarlo; se habla de los
distintos pasos y métodos que se utilizaron. El cuarto párrafo sirve para
mencionar los alcances y limitaciones que se tuvieron al realizar la actividad.
Recuerde no repetir mucho la palabra “trabajo”, utilice expresiones o palabras
sinónimas o sustitutas. La extensión de la introducción debe abarcar una
página, más o menos. Deben distinguirse a simple vista los cuatro párrafos, con
los subtemas mencionados.
NOTA: En la
introducción se escriben los cuatro párrafos “de corrido”, excepto que en la
asignatura o el docente exija los subtemas con subtítulo por separado.
NOTA:
-
Cuerpo
del trabajo o texto propiamente dicho. Va encabezado con el mismo título
empleado en la portada, con MAYÚSCULAS SOSTENIDAS, centrado, a 3 cm de la
margen superior. Entre párrafos debe ir doble espacio (un “enter”)
-
Todo
el trabajo debe ser redactado en tercera persona o impersonal, tal como lo
estipula la norma ICONTEC NTC 1486, sexta actualización. No debe usarse la
primera persona del singular o del plural. Ejemplos:
Correcto: Es interesante ver el problema que tuvo que
asumir el protagonista” (tercera persona o impersonal)
No debe usarse: Me parece interesante ver el problema que tuvo que asumir el protagonista.
-
Es
válido usar citas textuales de diversas fuentes, como libros, revistas o
internet. Debe quedar claro, sin embargo, que las citas deben estar entre
comillas o con cursivas, en el contexto de las propias ideas. Para ello, se
puede escribir una idea personal que sirva para introducir la cita. Si la cita
es menor a cinco líneas o renglones, se debe incluir dentro del párrafo; si es superior a cinco líneas o renglones se debe escribir aparte del párrafo, dejando sangría
izquierda de 2 cm. La sangría es una margen adicional, que se puede hacer a
través de “párrafo” en el Word y luego ajustarla a la norma (2 cm).
Ejemplos: La Edad
Media fue una época de gran influencia religiosa, pues la iglesia contaba con
gran poder, hasta el punto de que más de 150.000 personas trabajaban para ella.
Por eso “hubo una gran persecución a los judíos, moros y todos los que no estaban de acuerdo con la autoridad papal”. Lo anterior muestra que no solamente en la actualidad
las creencias han tenido mucho poder entre el pueblo, es algo que lleva muchos
siglos, así como se observa en el siglo XVI.
4. No olvide revisar cuidadosamente el escrito que digitó, echando una ojeada por pantalla, procediendo a la corrección de todos los
errores detectados. No tema adicionar contenidos, en caso necesario. Si olvidó
algunas ideas que estaban en su planificación, trate de incluirlas donde
corresponda. Recuerde que un texto puede ser reelaborado y pulido una y otra
vez. Haga válida la afirmación de que “Se empieza a escribir cuando se empieza
a corregir”.
-
Relea
el texto verificando que no se repitan palabras dentro de las oraciones o entre
una y otra. Use sinónimos o expresiones equivalentes.
-
Revise
la ortografía, no se fíe del corrector de Word, pues existen muchas palabras
que pueden llevar tilde o no, dependiendo de si se modifica su significado. Así
mismo, existen palabras que se escriben igual pero significan distinto; por lo
tanto, esté atento a estos detalles.
-
Si
usó fuentes bibliográficas distintas al texto comentado o analizado, o extrajo
fragmentos de internet que usó como citas, recuerde escribir al final del
trabajo, con título centrado en hoja aparte BIBLIOGRAFÍA O WEBGRAFÍA (según el
caso) En éste último caso escriba la dirección electrónica de donde extrajo las
citas utilizadas.
-
Tenga
siempre a mano diccionario o use un buscador como Google para consultar
significados y ortografía. Igualmente, mantenga a mano una tabla de conectores
para que se ayude, sin abusar de ellos. Los conectores demuestran su utilidad
sobre todo cuando van después de punto seguido.
Lectura de la novela 13, 99 euros en la que se rastrea el tema de la publicidad por medio de citas textuales: Estética de la Recepción
Lectura de la novela 13, 99 euros en la que se rastrea el tema de la publicidad por medio de citas textuales: Estética de la Recepción
No hay comentarios:
Publicar un comentario